Son varios los libros que contienen la historia de la contabilidad y por considerarla de interés para los estudiantes, se transcriben los elementos expuestos en el libro “Contabilidad Sistema de Información para las Organizaciones” del Dr. Gonzalo Sinisterra y otros autores, por su enfoque de carácter global. Existen varios vestigios que permiten inferir la existencia de la práctica contable desde la antigüedad. Desde el año 6000 a.C., el hombre poseía los elementos básicos de matemáticas y escritura. Con el surgimiento de la agricultura, la ganadería y el comercio sintieron la necesidad de contabilizar las transacciones en estas actividades. El indicio más remoto de contabilidad del que se tenga conocimiento data desde la época de la civilización mesopotámica, tuvo existencia miles de años antes de la era cristiana, y, debido a su auge económico, tuvo la necesidad de contar con elementos de la contabilidad. En el museo semítico de la Universidad de Harvard se conserva una tablilla de barro de más de 6000 años de antigüedad, en la cual aparecen números curvilíneos trazados con un punzón sobre arcilla. Los historiadores interpretan estos símbolos como los ingresos resultantes de la actividad económica de esta civilización. Entre los años 5400 y 3200 a.C, se evidencian movimientos de trueque en el Templo Rojo de Babilonia. Posteriormente, también surgieron manifestaciones adicionales de contabilidad en Egipto. Hacia el año 3600 a.C., como resultado de las gestiones económicas del faraón Menach, se efectuaron anotaciones ordenadas de ingresos y egresos por parte de sus escribanos. Los asirios también llevaron a cabo registros contables de carácter fiscal, impresos en tablillas de barro. En Egipto, hacia el año 2550 a.C., los escribanos llevaban anotaciones de carácter financiero sobre operaciones mercantiles del imperio. En Grecia, como resultado de sus actividades comerciales, nivel de desarrollo de su marina y notable régimen económico precapitalista, se supone la existencia de un estructurado sistema contable, aunque sólo se cuenta con los testimonios de Pagani, quien afirma que la Grecia del siglo V a.C. se obligaba a los comerciantes a que llevaran libros de contabilidad. De la Roma antigua también se han encontrado rudimentos de prácticas contables que datan de los primeros años de la vida del imperio y están registrados en los escritos de sus pensadores más insignes. A los jefes de familia se les obligaba a anotar diariamente sus ingresos y gastos y luego pasarlos a un registro de mayor cuidado, denominado Codex Tabulae. En éste se llevaban a un lado los ingresos –Aceptum- y al otro lado los gastos –Expensum-. La ley Paetelia, publicada en Roma hacia el año 325 a.C., constituyó la primera norma de aprobación de los asientos realizados en libros de contabilidad. Esta contabilidad de doble columna llevó a creer que se trataba de una contabilidad por partida doble, hasta que Alber Dupont y André Boulanger, estudiosos de esta materia, demostraron que sólo se trataba de un sistema de partida simple a doble Columna. Tito Livio, en su obra Historia de Roma, expresa la importancia de la contabilidad en aquella época. Cayo Plinio, en el segundo libro de su obra Historia Natural, hace referencia a la actividad contable. A partir del año 235 d.C., con la muerte de Alejandro Severo, la contabilidad adquirió gran importancia en la Roma antigua. En la época de la república y del imperio de la contabilidad, llevado por los plebeyos, constaba de dos libros: el Adversaria, donde se anotaban las transacciones de caja, y el Codex, donde se asentaban las demás operaciones. Con estos libros los romanos, casta privilegiada del Imperio, fueron quienes perfeccionaron las técnicas contables, con el fin de controlar las asignaciones que debían otorgar al ejército para sus conquistas territoriales y a los patricios para sus aventuras políticas. La contabilidad en la edad media: a pesar de la caída del imperio Romano, las prácticas contables se conservaron y lograron un notable progreso a lo largo de la Edad Media. La Iglesia Católica cada día tuvo más perseguidores, lograron el mayor poder económico y político de la historia, lo cual le obligo a llevar cuentas muy detalladas de sus actividades económicas, operaciones que se manejaban en los monasterios. Aunque no existen testimonios del ejercicio contable en la época del feudalismo, el alto grado de desarrollo del comercio hace suponer la práctica usual de la contabilidad, la cual era exclusiva del señor feudal.
En el siglo VIII Europa fue invadida por los Normandos, quienes también practicaban el comercio. Estos se establecieron en Sicilia, después de asolar las costas de Inglaterra y Francia. De esta época se conserva una ordenanza de Carlomagno, El Capitulare de Villis, mediante la cual se exigía a sus escribanos un inventario anual de las pertenencias del imperio y el registro en libros de sus transacciones económicas en términos de ingresos y egresos. Las actividades contables se facilitaron considerablemente entre los siglos VII y IX, con la aparición de una moneda común que tuvo aceptación internacional, el “Solidus”, emitida por Constantinopla. Entre los siglos VIII y XII, En Europa Central, por mandato de los señores feudales, los libros de contabilidad eran llevados por escribanos. Las ciudades de Venecia, Génova y Florencia fueron durante esa época el epicentro del comercio, la industria y la banca constituyéndose en las pioneras de la contabilidad por partida doble. De esta época se han hallado varios testimonios de práctica contable desarrollada. En 1157 un genovés, Ansaldus Boilandus, repartió beneficios de una sociedad comercial con base en saldos de cuentas de ingresos y egresos; en 1211 un comerciante florentino llevaba sus libros de contabilidad en forma tan acertada y peculiar que dio origen a la llamada Escuela Florentina. En 1263 en España, el rey Alfonso El Sabio impuso a los funcionarios públicos la obligación de llevar cuentas anualmente. De este período se conoce los libros de la compañía de los Peruzzi (1282) y los de la casa de Bonsignare, de Siena (1290), en los cuales se registraban las operaciones de caja de cuentas corrientes. En Francia, los hermanos Reinero y Baldo Fini, hacia el año 1300, añadieron nuevas cuentas, como gastos y ventas; pero el más conocido conjunto de libros de la época fue sin duda el que se llevó en la Comuna de Génova, donde se usaron los términos “debe” y “haber”, además de la cuenta de “pérdidas y ganancias”, en la que se resumían las operaciones de la comuna. El mayor avance de la contabilidad en la Edad Media se dio con la aparición de los libros auxiliares, los cuales permitían a los comerciantes registrar sus cuentas por clientes. En 1400 surgió la idea de la contabilidad por partida doble, cuando se incluyeron las cuentas patrimoniales en los libros del mercader florentino Francesco Datini. La mayoría de las grandes empresas de esa época llevaban sus libros con base en un sistema utilizado en los libros de los Medici de Florencia. En el museo de Brujas se encuentran fragmentos de libros que usaron partida doble, pertenecientes al ingles A. W. Gollard, que datan del año 1368. La contabilidad por esta época continua desarrollándose y adaptándose a las nuevas exigencias económicas, lo que genero a la postre el establecimiento de escuelas en Génova, Florencia y Venecia, siendo esta última la de mayor técnica y pionera de las prácticas contables actuales. La contabilidad en la edad moderna: dos acontecimientos de gran importancia sucedidos en el siglo XV permitieron un notable avance de la actividad contable: la generalización de los números arábigos y la aparición de la imprenta. Este último desarrollo facilitó la divulgación de los conocimientos impartidos por los monjes de la época y los mercaderes, hombres pujantes en la economía. El monje Benedetto Cotrugli, pionero de la partida doble, señaló el uso de tres libros: Cuaderno (mayor), Giornale (Diario) y Memoriale (Borrador). Fray Luca Pacioli, nacido en Borgo San Sepolcro, Toscana, hacia 1445, sin haber sido contador trabajó como catedrático en las universidades de Roma, Padua, Florencia y Asís, y redactó con gran maestría un tratado de contabilidad, en el cual sostiene que para su aplicación se requiere el conocimiento matemático. En el año 1494 publicó su famosa obra Summa de Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalita, de gran contenido matemático, dedicando tan sólo una parte a aspectos contables. Su segunda edición, publicada en Venecia en 1509, abordó el tema contable sólo para ampliar el tratamiento de los conceptos y prácticas comerciales de la época, en especial lo relacionado con sociedades, intereses y letras de cambio. Su profundo tratado de contabilidad explicaba el concepto de inventario como una lista de activos y pasivos, la cual debe relacionar el propietario antes de empezar a operar. Indicaba también que en el Memoriale deben anotarse todas las transacciones en orden cronológico y en forma detallada; en el Giornale debe registrarse toda la operación en términos de “débito” y “crédito”, y en el Cuaderno debe aparecer cada una de las cuentas. Para el siglo XVI la actividad contable se encontraba en pleno apogeo, tanto en lo académico como en lo profesional, constituyéndose en una herramienta de gran importancia para los sectores económico y social. En Alemania, en el año 1518, Grammateus publicó un libro combinado de álgebra y contabilidad; siete años más tarde, Tagliente escribió en Italia un tratado completo sobre contabilidad. En 1590 se imprimió el primer estudio formal de contabilidad en español, cuyo autor fue Bartolomé Salcedo de Solórzano, pionero de esta disciplina en España. En este mismo país, en 1591, Felipe II ordena llevar la contabilidad real por partida doble. En los siglos XVII y XVIII, ante el apogeo del mercantilismo en Holanda, Francia e Inglaterra y el nacimiento de los emporios comerciales e industriales, se establecieron en estos países, especialmente en Inglaterra, la profesión contable como una actividad independiente, profesional y libre. Carlos Manual IV, rey del Piamonte, reorganiza la profesión contable y exige que sólo el contador autorizado sea la persona calificada para ejercer esta profesión. Napoleón, en 1805, ordena que quien desee practicar la profesión contable debe someterse a un severo examen, después de haber trabajado determinado tiempo con un profesional calificado. La contabilidad en la edad contemporánea: los cambios más profundos y de mayor repercusión presentados en la actividad contable en toda su historia, tuvieron lugar a partir del siglo XVIII. La Revolución Francesa, la Revolución Industrial en Inglaterra, la filosofía individualista de Hegel y Kant, sentaron las bases para el resurgimiento del comercio en Europa y la tecnificación de la contabilidad. En el siglo XIX, con el desarrollo de la industria en Europa, en especial en Inglaterra, y el nacimiento del liberalismo, predicado por Adam Smith y David Ricardo, la contabilidad inició su más espectacular transformación. En Francia, donde las finanzas públicas eran exclusividad real, pasaron al dominio popular, gracias al célebre contador Count Mollier. En 1795, Edmond Degrange distinguió dos clases de cuentas, unas deudoras y acreedoras y otras que representaba al propietario, lo que dio paso al diario mayor único y sustituyó el conjunto de diario y mayor. A partir de 1895, en Estados Unidos, como consecuencia del bloqueo económico de Inglaterra, se comenzó a llevar a cabo una serie de inventos e innovaciones tecnológicas en la industria y en la agricultura. La contabilidad paralela a ese desarrollo se institucionalizó, constituyéndose en una actividad académica en la Universidad de Pensilvania en 1881 y reconocida como gremio profesional a través de la American Association of Public Accountants en 1886. En Europa surgieron agremiaciones similares. En Edimburgo, 1854; en Francia, 1891; En Austria, 1895; en Holanda, 1895, y en Alemania, 1896. En Italia, en 1893 comenzó a regir el Código Mercantil, regulador de la práctica contable en ese país. En Estados Unidos, como consecuencia del desarrollo industrial y el crecimiento de las empresas, empezaron a aparecer las máquinas de contabilidad, lo que facilitó el procesamiento de la información. En 1888, William Burroughs patentó la primera sumadora de teclas; por la misma época, William Bundy patentó una especie de reloj para marcar la entrada y salida de los trabajadores. El doctor Hollerith inventó un sistema de tarjetas perforadas que permitió sumar y restar con mayor rapidez; en 1906, Jhon Whitmore ideó un procedimiento mecánico de control de mercancías con base en tarjetas. A principios del siglo XX empezaron a surgir en todo el mundo las asociaciones de contadores, las cuales, además de sus propias normas, establecieron una serie de convenios y pautas para el ejercicio de las actividades contables; en Suecia, 1899; en Suiza, 1916, y en Japón, 1917.
Por estos años, el gobierno, la banca, las bolsas de valores, comenzaron a exigir los estados financieros certificados por contadores públicos independientes. La organización American Institute of Public Accountant se encargó de reunir agrupaciones profesionales con el fin de estudiar los problemas contables, y en 1934 surgieron las primeras seis reglas de los principios contables de hoy. En los años 1936, 1941, 1948 y 1957 se publicó, verificó y adicionó, por parte de la American Accounting Association (AAA), todo lo relacionado con los principios contables. Actualmente, con el vertiginoso desarrollo de los sistemas, la contabilidad ha logrado ocupar el lugar que le corresponde dentro de las organizaciones. El volumen de información que puede manejar y la alta velocidad de su procesamiento la hacen indispensable en la exigente administración de nuestros días. Antecedentes históricos en Colombia: en la América precolombina, donde predominaban tres culturas relativamente desarrolladas –Azteca en México, Inca en Perú y Chibcha en Colombia-, no se conocía la escritura alfabética. A pesar de esto, la actividad contable era práctica común entre los aborígenes, por ejemplo, los aztecas llevaban cuentas de los tributos que recaudaban a las tribus sometidas; los incas llevaban sus cuentas en lazos con nudos que representaban cifras, y los chibchas, cuyo comercio se realizaba por medio del trueque de mercancías, registraban sus transacciones con colores pintados sobre sus trajes. Con la llegada de los españoles a territorio americano se inició en esta región una actividad económica sin precedentes. Los conquistadores obtuvieron de la corona múltiples concesiones, lo que dio comienzo a la explotación no sólo de los recursos naturales sino también de los aborígenes. Así, el español logra imponer en estas tierras, además de su cultura y costumbres mercantilistas, sus prácticas contables. Al conocer la consolidación de la conquista americana, en 1552 Carlos V, mediante cédula real nombra a Rodrigo de Albornoz como contador real de estas tierras, y le proporciona junto con su acreditación instrucciones muy precisas sobre el registro de las operaciones mercantiles. Posteriormente, en 1591, el rey Felipe II ordena llevar la contabilidad del reino por partida doble, resaltándose de esta manera la influencia italiana en la contabilidad española. Los colonos establecieron en el territorio americano una serie de instituciones de carácter socioeconómico con el propósito de explotar al aborigen, por ejemplo, la Encomienda –obligación representada en servicios personales y productos naturales a cargo del colono, el tributo para el encomendero, las Pensiones para particulares, el Quinto del rey, el Sueldo para los corregidores y la Mita se constituyeron en importantes fuentes de ingresos para la corona. Durante la Colonia, la Iglesia sin lugar a dudas fue la institución más poderosa en el Nuevo Reino; se apropió de grandes extensiones territoriales tanto rurales como urbanas, al cambiar el método de la fuerza usada por los colonos, por la enseñanza y la evangelización. En 1605 se establecieron en América tres tribunales de cuentas (Santafe, Lima, y México), se nombraron contadores especiales en La Habana y Caracas y se dictaron normas de manejo contable. En 1678, Felipe IV determinó que los contadores reales debían presentar cada dos años cuentas en término de “Cargo” y “Data” (debe y Haber) al Real Tribunal de Cuentas. De esta forma se logró el control y registro de los impuestos recaudados y administrados por la corona. El Mayor aporte para el desarrollo de la contabilidad en América lo proporcionó la comunidad religiosa de la Compañía de Jesús, la cual introdujo por primera vez en estas tierras libros de contabilidad, el concepto de inventarios, la noción de presupuestos y demás elementos desarrollados en la Europa de ese entonces. La contabilidad no era ejercida como profesión liberal, sino por los clérigos como parte de sus actividades administrativas en las comunidades religiosas. (Sinisterra, 1998).
2. LA CONTABILIDAD EN COLOMBIA
En Colombia, después de la independencia, se continuaron usando por mucho tiempo las técnicas contables traídas por los españoles, de acuerdo con las ordenanzas de Bilbao. El surgimiento de la República no trajo consigo modificaciones profundas en las estructuras socioeconómicas; la influencia francesa se extendió más allá del campo cultural, quedando atrás la universidad colonial, lo que dio para al modelo francés de énfasis en la profesionalización. Esta tendencia dio origen a la reforma de 1826, inspirada por el general Santander y orientadora de la creación de la Universidad de la Gran Colombia con sedes en Bogotá, Quito y Caracas. En 1821, mediante ley del 6 de octubre, se organiza la Contaduría General, con el fin de reglamentar el funcionamiento de la Oficina de Contaduría de Hacienda con cinco contadores bajo nombramiento oficial. Treinta años más tarde se sustituye la Corte de Cuentas por la Oficina General de Cuentas, en la que se establece como jefe un funcionario denominado Contador Mayor Presidente. En el año de 1873 se elabora el Código Fiscal. De acuerdo con el Código de Comercio de 1887 se exige a todos los comerciantes llevar al menos cuatro libros de contabilidad: Diario, Mayor, Inventarios y Balances, junto con el libro copiador de cartas; en los años siguientes se establecen las normas y procedimientos para el manejo de estos libros. A comienzos del siglo XX y como resultado del desarrollo de la actividad comercial, financiera e industrial del país, se reglamento la revisoría fiscal y se decretaron algunas normas tributarias con el fin de incentivar la inversión privada. Por esa época surgieron empresas como la Compañía Colombiana de Tejidos y la Compañía Colombiana de Cerveza de Medellín, Hilados y Tejidos Obregón de Barranquilla; Cervecerías Bavaria y Germanía y Cementos Samper en Bogotá. Paralelo a este desarrollo surgió la necesidad de capacitación comercial y contable y se creo la Escuela de Comercio de la Universidad de Antioquia en 1901 y la Escuela Nacional de Comercio de Bogotá en 1905. Años más tarde, estos ejemplos fueron seguidos por otras ciudades del país, que a la postre dieron origen a la organización definitiva de gremios de contadores. En 1923 se expidió la Ley 17 mediante la cual se amplió la Escuela Nacional de Comercio y sus enseñanzas se orientaron de acuerdo con los modelos europeos. La actividad industrial continuó su desarrollo para fomentar la creación de sociedades anónimas, para lo cual el gobierno expidió la Ley 58 de 1931, mediante la cual se creó la figura del Revisor Fiscal. En el artículo 46 de esta ley se dio reconocimiento a la profesión de Contador juramentado. Con el paso de los años se dictaron algunas leyes adicionales encaminadas a la reglamentación de la profesión contable, por ejemplo la Ley 73 de 1935, relacionada con el manejo contable de las empresas públicas y privadas y el ejercicio de la profesión, fijó normas reglamentarias para el ejercicio de la profesión en el país. En 1951 se creó el Instituto Nacional de Contadores Públicos (INCP), conformado por contadores de gran trayectoria. Cuatros años más tarde se organizó la Academia Colombiana de Contadores Públicos Titulados (Adeconti). La Ley 145 de 1960 reglamentó definitivamente el ejercicio de la profesión y fijó los requisitos necesarios para su práctica. En 1961 se expidió el Decreto 1651, en el que se determinaron normas y procedimientos requeridos para ejercer la profesión, llevar contabilidades, autorizar estados financieros y elaborar declaraciones de renta. Actualmente, la contaduría pública como carrera profesional se ofrece en muchas universidades del país, tanto públicas como privadas. (Sinisterra, 1998).
3. REGLAMENTACIÓN VIGENTE
El 30 de diciembre de 1960 se expidió en Colombia la Ley 145, orgánica de la profesión y cuyo objetivo principal es la reglamentación definitiva del ejercicio de la contaduría en el país.
De esta ley quedan vigentes pocos artículos, que tratan sobre quienes podrán ejercer la profesión de contador público, la clase de contadores, las inhabilidades para inscribirse en la Junta Central como contador público, sobre el dictamen del contador público en el ejercicio de la revisoría fiscal, auditor o interventor de cuentas, las firmas y organizaciones profesionales, los auditores, contralores, revisores e interventores de cuentas de empresas dedicadas a la explotación de recursos y por último lo relacionado con la Junta Central de Contadores. Contador Público: la ley define como contador público “la persona natural que mediante la inscripción que acredite su competencia profesional queda facultada para dar fe pública de determinados actos, así como para desempeñar ciertos cargos, en los términos que la ley determina”. La ley establece, en su artículo tercero, la existencia de una sola clase de contador público, y determina los requerimientos generales y específicos, así como las causales de inhabilidad en el ejercicio de la profesión. (Sinisterra, 1998). En 1986, el Gobierno Nacional emitió el Decreto 2160, y en diciembre de 1987, el Decreto 1553, que reglamentan la contabilidad mercantil y fijan las normas de contabilidad generalmente aceptadas en Colombia, aplicables a partir del 1 de enero de 1988. El Decreto 2160/86 reglamentó los artículos 50 y 2035 del Código de Comercio quedando contemplados en estos artículos. Este decreto fue modificado parcialmente por el Decreto 2553 de 1987 y luego derogado íntegramente mediante el Decreto 2649 de 1993, el cual define en sus artículos iniciales los objetivos y cualidades de la información contable; igualmente establece que debe ser aplicado por todas las personas, que de acuerdo con la ley estén obligadas a llevar contabilidad. En artículos subsiguientes determina las normas básicas que se deben utilizar, así como las normas técnicas generales reguladoras del ciclo contable y las normas técnicas específicas aplicables a activos, pasivos, patrimonio, ingresos, gastos y cuentas de orden. En el capítulo IV del decreto se clasifican los estados financieros de acuerdo con el propósito, y se presentan los elementos de los mismos. El Decreto 2687 de 1988, de carácter tributario, reconoció como sistema para reflejar la incidencia de la inflación en los estados financieros y presentar la información fiscal, el sistema de ajustes integrales por inflación, el cual era obligatorio a partir del año gravable de 1992. En julio de 1991, el Gobierno por medio del Decreto 1744 reforma el estatuto tributario en lo referente al sistema de ajustes integrales por inflación. Al finalizar 1991 expidió los Decretos 2911 y 2912, los cuales reglamentan el sistema de ajustes integrales para efectos fiscales y contables. El Decreto 2911 de 1991 fue declarado inexequible por la Corte Constitucional. Con el objeto de proporcionar uniformidad al registro de las operaciones económicas que desarrolla un ente económico, el gobierno expidió el Decreto 2195 de 1992, el cual adopta por primera vez en el país un plan único de cuentas (PUC). El plan único de cuentas consta de un catálogo de cuentas, con su respectiva descripción y la dinámica para su utilización. Este decreto fue derogado con el Decreto 2650 de 1993, el cual presenta un nuevo plan modificado, que en lo fundamental se apoya en el anterior pero corrige inconsistencias, básicamente en lo referente a las subcuentas, su nomenclatura y codificación. Dichas modificaciones fueron sugeridas por profesionales de la contaduría pública y los gremios económicos más representativos del país. Reglamentación vigente: Ley 1314 de 2009: Por la cual se regulan los principios y normas de contabilidad e información financiera y de aseguramiento de información aceptados en Colombia, se señalan las autoridades competentes, el procedimiento para su expedición y se determinan las entidades responsables de vigilar su cumplimiento. Decreto 2784 de 2012: Por medio del cual se reglamenta la Ley 1314 de 2009 sobre el marco tecnico normativo para los preparadores de información financiera que conforman el grupo 1. Decreto 2706 de 2012:Por el cual se reglamente la Ley 1314 de 2009 sobre el marco tecnico de información financiera para las microempresas. Decreto 3022 de 2013: Por el cual se reglamente la Ley 1314 de 2009 sobre el marco tecnico normativo para los preparadores de información financiera que conforman el grupo 2.
4. DEFINICIONES DE CONTABILIDAD
- Según el Instituto Americano de Contadores Públicos Certificados (AICPA), establecen la Definición de Contabilidad, de la siguiente manera: "La Contabilidad es el arte de registrar, clasificar y resumir de manera significativa y en términos de dinero, transacciones y eventos que son en parte, por lo menos, de carácter financiero e interpretar los resultados de estos"
-Según el libro CONTABILIDAD BÁSICA Y DOCUMENTOS MERCANTILES por Ayaviri García Daniel, describe el Concepto de Contabilidad como: “La Ciencia y/o técnica que enseña a clasificar y registrar todas las transacciones financieras de un negocio o empresa para proporcionar informes que sirven de base para la toma de decisiones sobre la actividad”
De igual manera, el mismo autor plantea: La “Definición de Contabilidad”, como: “Ciencia y rama de las matemáticas, que tiene por objeto llevar cuenta y razón del movimiento de las riquezas públicas y privadas con el fin de conocer sus resultados".
- Según el libro “TEMAS DE CONTABILIDAD BASICA E INTERMEDIA” del Autor Terán Gandarillas Gonzalo J., precisa al Concepto de Contabilidad, de la siguiente manera: “La contabilidad es un instrumento de comunicación de hechos económicos, financieros y sociales suscitados en una empresa, sujeto a medición, registración e interpretación para la toma de decisiones empresariales”.
- Según McGraw-Hill en su colección “La BIBLIOTECA MCGRAW-HILL DE CONTABILIDAD” conceptualiza: “La contabilidad como un sistema de información, cuya finalidad es ofrecer a los interesados información económica sobre una entidad. En el proceso de comunicación participan los que preparan la información y los que la utilizan”.
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